viernes, 1 de octubre de 2010

CULTURA GRIEGA

La Cultura de Grecia ha evolucionado durante miles de años, con sus inicios en las civilizaciones minoica y micénica continuando con la notabilísima Grecia clásica, el nacimiento de la época helenística y por medio de la influencia del imperio romano y su sucesor, el imperio bizantino, en la Grecia oriental. El imperio otomano también tuvo una influencia considerable en la cultura griega, pero es la guerra de independencia griega la que revitaliza Grecia y propicia el nacimiento de una identidad individual dentro de su polifacética cultura a lo largo de su historia.


LAS ARTES


El arte y la arquitectura de la Grecia antigua tuvo una gran influencia en el arte occidental hasta la actualidad. El arte bizantino y la arquitectura bizantina también jugaron un importante papel en los inicios del cristianismo, y queda una significativa influencia en las naciones cristianas ortodoxas de Europa oriental y Eurasia. Hasta ahora, debido a los estragos de la historia, sólo una pequeña variedad del arte griego antiguo ha sobrevivido - sobre todo escultura y arquitectura y artes menores, incluyendo el diseño de monedas, cerámica y el grabado de piedras preciosas. Grecia también tiene, a partir de la revolución, un peso específico en la historia del arte contemporáneo.

GRECIA CLASICA

Las primeras obras de la tradición literaria occidental son los poemas épicos de Homero y Hesíodo. La primera poesía lírica, la representada por poetas como Safo y Píndaro, fue la responsable de la definición del género lírico como es entendida en la actualidad en la literatura occidental. Esopo escribió sus Fábulas en el siglo VI a. C. Estas innovaciones tuvieron una profunda influencia no solo en los poetas romanos, como Virgilio en su poema épico de la fundación de Roma, la Eneida, sino que se extendió a través de toda Europa.
En la Grecia clásica se establece el nacimiento del teatro tal y como lo entendemos. Esquilo introdujo las ideas de diálogo y dramatizando las relaciones de los personajes y al hacerlo, inventó el "drama": su Orestíada trilogía de obras es considerada la cima de su carrera. Otros grandes dramaturgos fueron Sófocles y Eurípides. Aristófanes, un escritor de comedias, definió y desarrolló el concepto de comedia como forma teatral.
Heródoto y Tucídides son considerados los pioneros del moderno estudio de la historia en el campo de la búsqueda filosófica, literaria, y científica. Polibio fue el primero en introducir en su estudio el concepto de militar.
La filosofía introdujo literatura con los diálogos de Platón, mientras que su discípulo Aristóteles, en su obra Poética, formuló el primer criterio del criticismo literario. Ambas figuras literarias, en el contexto de las contribuciones de la filosofía griega en las épocas clásica y helenística, dieron nacimiento al concepto de ciencia política, el estudio de la evolución política y la crítica de los sistemas de gobierno.
 

Grecia moderna

La moderna literatura griega nació a partir de la revolución griega de 1821 y la subsiguiente independencia de Grecia en 1831, y como tal, la literatura griega del período está fuertemente influida por temas revolucionarios, aunque el impacto de la literatura griega de la ilustración también podía ser destacada, además de la influencia de las canciones y novela acríticas del imperio bizantino.
En el siglo XX, la tradición literaria griega moderna abarca la obra de Constantine P Cavafy, considerado una figura clave de la poesía del siglo XX, conmovedor Giorgos Seferis (cuyas obras y poemas aspiraron a unir la literatura de la antigua y moderna Grecia ) y Odysseas Elytis, quienes ganaron el Premio Nobel de Literatura. Nikos Kazantzakis es también una gran figura, con obras como La última tentación de Cristo y Cristo recrucificado recibiendo reconocimiento internacional. Vassilis Vassilikos es extensamente traducido.

ANTIGUO EGIPTO


La cultura del Antiguo Egipto, se conforma a partir de la forma de vida, costumbres y tradiciones existentes en la sociedad egipcia de la Antigüedad. Se inició en el Neolítico y evolucionó a lo largo de 3.000 años, hasta la época romana, cuando prácticamente desapareció al adoptar la del Imperio romano, y sobre todo las costumbres cristianas.

Obelisco de Tutmosis III (Thutmose III) erigido en el templo de Karnak. (s. XV a. C.)
La historia del Antiguo Egipto como estado unificado comienza en el Neolítico, hacia el año 3150 a. C., y se divide en tres imperios con periodos intermedios de dominación por gobernantes extranjeros y conflictos internos.
El Imperio Antiguo (2700 - 2200 a. C.) se caracterizó por el florecimiento de las artes y la construcción de inmensas pirámides. Durante el Imperio Medio (2050-1800 a. C.), tras una etapa de descentralización, Egipto conoció un período de esplendor en su economía.
En el Imperio Nuevo (1567-1085 a. C.) la monarquía egipcia alcanzó su edad dorada conquistando a los pueblos vecinos y expandiendo sus dominios bajo la dirección de los faraones de la dinastía XVIII.
La decadencia del imperio faraónico comenzó hacia 1075 a. C., a raíz de diversas incursiones de ejércitos de otros pueblos. A pesar de esto la cultura egipcia mantuvo sus características fundamentales hasta la dominación romana, influyendo en todo el Mediterráneo occidental.
Los últimos sacerdotes de Isis, en la isla de File, mantuvieron su culto hasta que fue prohibido por Justiniano I, en 535 d. C., el idioma se mantiene, con la lógica evolución a través de los años, en el idioma copto que utiliza la Iglesia Copta como lengua litúrgica.




ARTE EGIPCIO
Una de las características del Antiguo Egipto fue su singular arte, con monumentales obras que generalmente tenían carácter simbólico, funerario o religioso. Aunque el concepto de Arte es moderno, es perfectamente utilizable en la arquitectura, escultura, pintura y joyería egipcias, siendo muchas de sus realizaciones auténticas obras de arte y no simples trabajos de artesanía.
El arte egipcio se caracterizó por la fijación de pilares o motivos constantes desde el inicio de la historia del Egipto unificado hasta el final de la dominación romana. Este lapso de tiempo de casi tres mil años implicó un desarrollo en los patrones artísticos, los motivos, las figuras y las formas de expresión, con quiebres o innovaciones revolucionarias como fue el periodo amarniense, donde el arte sería totalmente innovador respecto a su herencia artística centenaria.

Paleta de Narmer, clásica imagen del faraón "destrozando" a los enemigos. Es un motivo constante y claro ejemplo del arte como expresión del poder político.
El conocimiento que tenemos del arte egipcio se debe, principalmente, a los materiales utilizados, sea piedra (caliza, arenisca o granito), metales (oro, electrum, cobre y bronce), madera (ébano y cedro) y otros no menos valiosos como marfil, fayenza y vidrio.
Una faceta que caracteriza a la cultura egipcia es el constante esfuerzo por transmitir un concepto de tradición. Este esfuerzo se traduce en la adopción de ciertos modelos o imágenes a modo de iconos que se repiten en la sucesión de faraones. Entonces, a pesar que la historia egipcia puede clasificarse en grandes etapas como los Imperios Antiguo, Medio y Nuevo, muchos de estas formas artísticas pueden repetirse ya que han sido transformadas en iconos.
=== El arte como expresión del poder político ===

Ramsés II destruyendo a sus enemigos. La pose es similar a la de la Paleta de Narmer pero 1.800 años de cultura egipcia ya habían transcurrido. Clásico ejemplo de un patrón artístico inmutable transformado en icono.
Es una de las primeras vinculaciones desde el comienzo de la historia. Las ideas y las posiciones políticas vigentes darían el motivo principal para la elaboración de un sin número de obras artísticas con una clara idea de propaganda.
Ante cada evolución política-social de la historia egipcia, surgía la necesidad de transmitir determinado concepto político que se instrumentaba mediante la proyección de determinada imagen. Sean dichos procesos políticos la reunificación de las Dos Tierras, las campañas militares al extranjero o cambios teológicos. Por lo tanto, la instrumentación consistía en la construcción de nuevos templos, palacios o tumbas, que lógicamente tenían su correlato en la elaboración de esculturas, murales, grabados, etc.
Bajo este enfoque, el eje principal es el motivo de la obra. Dicho motivo es el pilar fundamental de la misma y determina sus parámetros: la distribución de las imágenes en el plano (o superficie) a utilizarse, los tamaños de las imágenes a representar según un orden de prelación basado en la importancia de los personajes, y la utilización de ciertas formas a modo de síntesis del concepto a transmitir.
La utilización del arte en obras de claro tinte propagandístico fue un elemento común. Durante el Imperio Nuevo era frecuente que las campañas militares tanto a Nubia como a Siria y Canaán fuesen representadas en las sucesivas ampliaciones de los templos de Amón en Karnak. Así, los consecutivos pilonos de tales templos fueron adornados con múltiples relieves donde el faraón reinante se encontraba batallando contra enemigos asiáticos o nubios.

CULTURA CHAVIN

La cultura Chavín fue una civilización heterogénea del Antiguo Perú constituida alrededor del centro astronómico-religioso de Chavín de Huántar. Esta cultura se extendió por gran parte de los Andes Centrales entre los años ca. 800 y 200 a. C.
El arqueólogo peruano Julio César Tello (1880-1947) la identificó como «cultura matriz del Perú», pero más tarde se descubrió la cultura de Caral, más antigua aun. Corresponde al primer momento de unificación de las culturas de los Andes peruanos. También se le llama la etapa formativa de la historia del Perú, por lo tanto se encuentra en el Primer Horizonte (u Horizonte Temprano) del Antiguo Perú.
El pueblo chavín logró un extraordinario dominio de la piedra, material que emplearon para hacer construcciones, esculturas y relieves de característico estilo

Se han encontrado cerámicas en diversas partes del territorio peruano cuyas características son semejantes a las de esta cultura. Su cerámica era monocroma.
Durante los siglos X a IV a. C. —que es la época de mayor florecimiento de los chavines—, no hay indicios de existencia de una organización política de tipo estatal puesto se poco de el. Cuando se comenzó a conocer el área de dispersión que tenían los rasgos atribuidos a los chavines, Julio C. Tello se inclinó a pensar que era una civilización expansiva; en cambio Rebeca Carrión Cachot y otros estudiosos, creyeron ver indicios de un imperio megalítico o algo semejante. En efecto, era inmensa el área que cubrían los restos que en ese tiempo se atribuían a los chavines. Con el tiempo, el conocimiento adquirido ha permitido reducir el ámbito de influencia chavinense y está precisando cada vez mejor la naturaleza de tal influencia.
Una primera conclusión es que no se trata de una expansión de la cultura chavinense y que su influencia se debe más bien a contactos entre los chavines y los territorios donde aparecen vestigios «chavinoides», derivados de una relación de intercambio de bienes y servicios, donde la oferta de los chavines parece haber sido la de brindar «oráculos». Eso se concilia con la evidencia que hay en la ciudad de Chavín de Huántar, de ofrendas que procedían de un ámbito que incluye Lambayeque, La Libertad, Cajamarca, Ancash, Lima y Huánuco, con eventuales materiales que, al parecer, provenían de las costas del Guayas y de Ica, Huancavelica y Ayacucho.
En todos esos territorios se encuentran, además, indicios del contacto con Chavín, que se expresa, en los mejor conocidos, en una época en la que se produjo una suerte de «moda» chavinense, que se expresa en el hecho de que el arte local es alterado por la inserción de una serie de motivos y personajes que tienen una madura representación en la cultura chavinense misma. Eso ocurre, en casi todas partes, entre los años 800 y 500 a. C. Desde luego, antes de esa época, durante más de un milenio, los pueblos de ese territorio habían desarrollado sus propias maneras de hacer las cosas, en una larga etapa formativa, conocida como «inicial» y aun antes, durante el período arcaico.
El grado de impacto de la influencia chavinense fue muy diverso. Nada indica que «exportaran» sus divinidades propias; en cambio sí sus temas sacralizantes, como la forma de las bocas, las bocas agnáticas, los ojos excéntricos, las garras, las cabezas de serpientes y, sobre todo, los colmillos. Los estilos contemporáneos, como los de Jequetepeque, Cupisnique, Huacaloma, Kuntur Wasi, Ancón y Paracas, tomaron mucho de esta «moda», que incluye usos y formas del espacio arquitectónico y el traslado multidireccional de diversas tecnologías. Pero mantuvieron siempre su autonomía regional.

CULTURA MOCHICA

La cultura Moche o Mochica surge y se desarrolla en los siglos I y VII, teniendo como escenario la larga y angosta franja desértica de la costa norte del Perú donde se encuentran los restos de sus templos piramidales, palacios, fortificaciones, obras de irrigación y cementerios que testimonian su alto desarrollo artístico, tecnológico y compleja organización.
Los Mochica vencieron al desierto mediante la irrigación artificial desviando el agua con canales provenientes de los ríos que bajan de los Andes. Su ingeniería hidráulica les permitió contar con excedentes agrícolas y una sólida economía que, complementada con los productos del mar, constituyó la base de su portentoso desarrollo
Los Mochica innovaron la tecnología y producción metalúrgica con el uso intensivo del cobre en la fabricación de ornamentos, armas y herramientas. Su más importante proeza fue dorar el cobre con una sofisticada técnica que obteniene los mismos resultados que el sistema electrolítico inventado en Europa recién a fines del siglo XVIII.
Los guerreros debieron gozar de un status especial y formar pequeños ejércitos profesionales, fuerza coercitiva de control, dominio político y cautela territorial, como lo demuestran las complejas edificaciones militares estratégicamente emplazadas en los valles y las extensas murallas que demarcaron los señoríos o pequeños reinos.
Para los Mochica, amantes de la vida, la muerte no constituía el final. Los hombres seguían viviendo en otra esfera del mundo con sus mismas obligaciones o privilegios, razón que llevó a sepultarlos con provisiones y bienes. Los entierros reflejaban así la función y lugar de cada hombre dentro de su sociedad.

CULTURA AZTECA

De forma general, llamamos aztecas a los habitantes de los territorios conquistados por Hernán Cortés, aplicándolo, por tanto, ese término no sólo a los propios aztecas sino también a los mexicanos.
Los aztecas fundaron la ciudad de Méjico, donde se establecieron.

La cultura azteca se caracteriza por ser buenos en la administración, de hecho, basaban la división de su territorio en 38 provincias tributarias y su organización social era una estratificación piramidal.
En lo alto de esta pirámide se encontraban los Nobles y los Sacerdotes. Después de éstos, estaban los mercaderes y los guerreros. Por último, en la base de la pirámide, se encontraban los labradores y después los esclavos.
Los principales cultivos que practicaban los aztecas eran el maíz, la fruta, el tabaco y las chiles.

Los aztecas hablaban una lengua llamada náhuatl. La escritura mezclaba pictogramas, ideogramas y signos fonéticos. En sus escritos queda reflejada su propia historia, geografía, economía, religión, etc.
Algunos códices han perdurado a lo largo del tiempo como es el caso del Códice Borbónico. Se trata de un libro-calendario con dos partes, la primera un libro de los destinos, llamado tonalamalt y la segunda las fiestas de los meses, xiuhpohualli.

En la sociedad azteca, el emperador tenía poder ilimitado, que abarcaba todas las cosas y todas las personas. Junto a él, los guerreros y sacerdotes formaban el grupo social de mayor poder. Los guerreros eran el principal apoyo del emperador y permitió la creación de un imperio muy poderoso pero aislado políticamente.
La mayor parte de la población eran artesanos, agricultores, servidores públicos, etc., que se organizaban en grupos de parentesco llamados calpulli.
Apenas había grupos sociales intermedios. Aquí podemos situar a los comerciantes enriquecidos de la capital, que conseguían ascender intercambiando sus riquezas por prestigio en las fiestas que organizaban y ofreciendo alguno de sus esclavos como víctima de un sacrificio ritual.
Xochiquétzal, diosa azteca También había esclavos que se utilizaban para el trabajo agrícola, el transporte, el comercio o el servicio doméstico. Algunos de los esclavos se encontraban en esta situación de forma temporal, hasta que pagaran una deuda o una condena. Otros eran prisioneros de guerra que podían ser sacrificados a Huitzilopochtli.


En el plano sexual, sólo existían dos formas de relaciones sexuales permitidas: las que tenían lugar dentro del matrimonio y las de guerreros solteros con sacerdotisas dedicadas a la prostitución ritual. Estas últimas se consideraba que estaban protegidas por la diosa Xochiquétzal. Estas relaciones siempre se mantenían antes de que los guerreros partiesen a la batalla. El adulterio, por otra parte, era severamente castigado.
Cada aspecto de la vida sexual estaba asociado a un dios diferente.
Otro aspecto fundamental en la vida cotidiana de los aztecas era la educación, que era obligatoria, aunque con diferencias según el sexo.
Para los chicos había dos tipos de escuelas: el telpochcalli y el calmecac. En el primero se estudiaba en la escuela pero se iba a dormir a casa por las noches y el segundo era una especie de internado que se reservaba casi íntegramente a los nobles.
Las chicas en cambio eran educadas por sus madres en casa para realizar las tareas del hogar. Sólo las nobles podían ir a aprender a una especie de monasterio donde vivían hasta el momento del matrimonio.
En esta educación, la religión tenía un papel importante, pero también se aprendía escritura, lectura, historia y música.

CULTURA MAYA

También llamado Período Agrícola, existe un debate sobre los años de inicio y fin de este intervalo de tiempo, el más aceptado, en este caso para el área maya inicia aproximadamente en al año 1000 a. C. y terminaría rumbo al 320 d. C. Durante este periodo se desarrolla el idioma maya, el pueblo maya adquiere experiencia y construye algunas grandes ciudades.

Pirámide de El Tigre, en El Mirador, ca 600 a. C.
Una teoría basada en estudios de cerámica, motiva a deducir que en el periodo preclásico la costa del Pacífico (desde el este de Oaxaca hasta El Salvador) estuvo poblada por los ancestros de los mixe, zoques y popolucas actuales (uno de los cuales es del grupo de los mayas) que hacia el 1200 a. C. emigraron hacia el Golfo de México y desarrollaron la civilización Olmeca arqueológica, de hecho la cerámica más antigua de esta región es de un estilo inconfundible llamado Ocós, originaria del Pacífico de Guatemala, pero unos 600 años más antigua que la Olmeca, (Coe y Diehl 1980; Lowe 1977).
Según otra teoría complementaria a la anterior los descendientes de los olmecas emigraron a la zona del Petén guatemalteco, donde posteriormente se mezclaron con la gente del lugar originando a los "protomayas". Existen algunos fragmentos del Chilam Balam de Chumayel donde se afirma que éstos provenían de una migración que se produjo en el núcleo original maya que ciertos arqueólogos han encontrado en la zona maya de Guatemala conocida como El Petén, cuando en el Preclásico medio se comenzaron a desarrollar ciudades monumentales, en la Cuenca del Mirador, como Nakbé, ca 1000 a. C. El Mirador, ca 600 a. C., Cival, ca 450 a. C. y San Bartolo ca 400 a. C. con sus ahora famosos murales del Preclásico, los más finos y antiguos del área maya. Estas grandes ciudades, ya contaban con todas las características que hicieron famosos a los mayas del periodo Clásico, y dando lugar a la duda si los olmecas y mayas, de hecho fueron culturas que se desarrollaron independientemente.
Posteriormente, en el Posclásico, algunos grupos emigraron del Petén rumbo al norte (Península de Yucatán) y otros se quedaron ahí, de esta manera se explica el origen de las diferentes tribus mayas (itzaes, xiús, cocomes, tzotziles, tzeltales, lacandones, entre otras), ya que cada una de ellas conservaba rasgos comunes, sólo variaban los distintos dialectos. Cuando se realizó la conquista española cada uno de estos grupos se fue adaptando al mestizaje cultural y se fue haciendo único y autónomo en sus tradiciones.

Palacio en Nakbé, ca 500 a. C.
Al paso del tiempo la gran civilización maya floreció y alcanzó auge en la zona norte del Petén, en la Cuenca del Mirador, en el corazón de la selva tropical, ahí fue su núcleo original. Algunos especulan que el pueblo maya tomó como ejemplo muchos estilos de vida de la cultura olmeca, aunque los recientes hallazgos en las ciudades del Petén, como El Mirador, Cival, etc., contradicen ésta teoría. De ésta época, datan el urbanismo y la organización estatal que se fueron desarrollando en un ambiente estable y prolongado; se adaptaron al medio ambiente en que vivían y sabían convivir con la naturaleza. Por aquello se distingue un gran respeto que ellos tenían como seres humanos hacia su entorno.
Se estima que la selva del Petén se encontraba deshabitada al inicio del tercer milenio antes de Cristo, cuando los primeros agricultores construyeron sus chozas a orillas del río La Pasión y Cuenca del Mirador, demostrada por muestras de polen de maíz, que datan ca 2750 a. C. en lagos de la Cuenca del Mirador, éstos se empezaron a relacionar con la población de los Altos y la costa Pacífica de Guatemala en sitios como Takalik Abaj ca 1000 a. C. y Kaminaljuyú ca 800 a. C., y El Salvador ca 900 a. C., así como con la de la costa del golfo de México. Hacia el año 1000 a. C. la población en expansión se extendió por toda esta zona central iniciándose el proceso de urbanización, el empleo de sistemas agrícolas más complejos y una organización política más avanzada, capaz de controlar la creciente población y con una jerarquización interna, en la que nobles y sacerdotes iban ocupando los puestos de autoridad. Se inicia una división del trabajo con la diversificación de ocupaciones: agricultura, caza, pesca, recolección, alfarería, industria lítica, industria textil, comercio y culto religioso.
El trabajo de la tierra dio prioridad al cultivo del maíz, el frijol, el cacao y la calabaza, en tanto la caza, la pesca y la recolección quedaron como actividades complementarias; por eso a este periodo se le conoce también como agrícola. En él se va desarrollando una religión sencilla con la creencia en una vida ultra terrena y el culto a los muertos.
La evidencia arqueológica muestra que los mayas comenzaron a edificar una arquitectura ceremonial hace unos 3.000 años. Hay un desacuerdo entre los límites y la diferencia entre los mayas antiguos y una civilización mesoamericana preclásica vecina, la cultura olmeca. Los olmecas y los mayas antiguos parecen haberse influenciado entre sí. Los monumentos más antiguos consisten en simples montículos de tumbas, los precursores de las pirámides se erigieron más tarde.
De modo gradual, la influencia de la cultura olmeca dejó de ser tan grande como había sido durante el período Preclásico Medio. Hacia el siglo III a. C. había cesado definitivamente. Sin embargo, muchos pueblos de toda el área mesoamericana habían absorbido algunos de sus rasgos principales (culto a los muertos, arquitectura y escultura monumentales, el culto a las divinidades del agua y el fuego, etc.). Para el Preclásico Tardío, en toda Mesoamérica surgieron tradiciones culturales regionales, que fueron construidas sobre la base del legado olmeca. Los mayas tomaron de ese pueblo la escritura, el sistema de numeración y la Cuenta Larga, y muchas otras cosas. La cultura maya, propiamente dicha, no surgió sino hasta el primer siglo de la era cristiana, más o menos contemporánea al desarrollo de Teotihuacan.
Del período Preclásico Tardío se han detectado numerosos asentamientos humanos entre los cuales se encuentran Santa Marta (Chiapas), donde se constata una temprana ocupación en labores de cerámica y cultivo de maíz, fechada con el año 1320 a. C.; Chiapa de Corzo, Tonalá, Padre Piedra, e Izapa, con influencia olmeca; Edzná, Xicalango, Tixchel y Santa Rosa Xtampak (Campeche); Yaxuná, Acanceh, Dzibilchaltún (Yucatán); El Trapiche, Casa Blanca, Laguna Cuzcachapa, Las Victorias y Bolinas (Chalchuapa); Kaminaljuyú en el sur de Guatemala. Los pobladores de este último asentamiento controlaron las relaciones comerciales de la zona con el resto de Mesoamérica hasta que fueron invadidos hacia el año 400 d. C., por guerreros provenientes del centro de México, de la poderosa ciudad de Teotihuacan, cuya influencia militar y cultural se dejó sentir desde entonces en todo el ámbito maya.

CULTURA CHINA


La historia de China muestra más signos de independencia que cualquier cultura asiática, el pueblo chino no ha sufrido los efectos de grandes invasiones y gran parte de su cultura, como el sistema de escritura y numerosas facetas de su arte, apenas han variado en más de 3000 años. Sólo en fechas recientes se ha empezado a tener un conocimiento científico de la prehistoria China, a partir de las excavaciones arqueológicas iniciadas en la década de los veinte.
Los primeros habitantes de China de que se tiene noticia se establecieron en la cuenca del río Amarillo, esta zona, que solo es una pequeña parte de la China actual, se halla separada del resto del mundo de forma similar a la que pervive en nuestros días. Es más que probable que la mayoría de los pueblos pastoriles de la prehistoria que aprendieron la técnica del cultivo se vieran asilados unos de otros por barreras naturales como montañas y desiertos, con todo esto, el aislamiento chino no puede explicares sólo por estas razones.
Durante millares de años antes de que aparecieran las primeras dinastías de reyes, pueblos nómadas habían atravesado las llanuras y las murallas del hábitat chino, por ello es probable que algunos conocimientos y prácticas de la civilización llegaran a China procedentes de las sociedades medio-orientales.



DINASTIAS CHINAS
Según la tradición, el pueblo chino se originó en el valle del río Amarillo. Las leyendas hablan de un creador, P'an Ku, al que sucedieron una serie de soberanos celestiales, terrestres y humanos. Las pruebas arqueológicas son escasas, aunque fueron encontrados restos de Homo erectus, cerca de Pekín, que datan de hace 460.000 años. Hay pruebas fehacientes de la existencia de dos culturas con cerámica, la cultura de Yangshao (3950 a 1700 a. C.) y la cultura de Longshan (2000 a 1850 a. C.).
  • Las dinastías primitivas:
La tradición dice que los Xia (1994 a 1766 a. C.) fueron la primera dinastía china hereditaria, que sólo desapareció cuando fue expulsado su último gobernante debido al poder tiránico que ejerció sobre su pueblo. Sin embargo, no hay restos arqueológicos que confirmen esta historia; y la primera dinastía de la cual hay evidencias históricas es la Shang. El último monarca Shang, un tirano cruel y libertino, fue expulsado por un enérgico Zhou de un estado en el valle del río Wei.
  • La dinastía Shang (1766 a 1027 a. C.):
La dinastía Shang gobernó en el territorio que ocupan las actuales provincias de Henan, Hubei, Shandong y la parte septentrional de Anhui, en el centro y norte de China. La capital, desde alrededor del 1384 a. C. en delante, estaba situada en Anyang cerca de la frontera norte de Henan. La economía estaba basada en la agricultura; se cultivaba trigo, cebada y posiblemente arroz. También se cuidaban gusanos de seda, y se criaban cerdos, perros, ovejas y bueyes. Se han encontrado recipientes de bronce, armas y otras herramientas, lo cual indica el conocimiento de la metalurgia y la existencia de artesanía. La sociedad creada por los Shang era aristocrática. Al frente estaba el rey, que presidía una nobleza militar y elegía a los gobernantes territoriales, que estaban obligados a ayudarle en sus empresas militares. Entre esta clase aristocrática y los plebeyos había un estrato sacerdotal culto que se ocupaba de los documentos de gobierno y era responsable de la adivinación. Los Shang adoraban a sus antepasados y a una multitud de dioses, el principal de los cuales era conocido como Shang Ti, el Señor en lo Alto.
El relato de la caída de la dinastía Shang que aparece en las historias tradicionales chinas sigue el modelo legendario de la defección de los Xia. El último monarca Shang, un tirano cruel y libertino, fue expulsado por un enérgico Zhou de un estado en el valle del río Wei. Situada en las franjas noroccidentales del dominio Shang, la cultura de los Zhou era una síntesis de los elementos básicos de la civilización Shang y ciertas tradiciones marciales características de los pueblos no chinos del norte y del oeste.
  • La dinastía Zhou (1122 a 256 a. C.):
Durante este periodo la civilización china se fue extendiendo gradualmente hacia el norte, ocupando el valle del río Yang-tse-Kiang. La amplia expansión por este territorio y el primitivo estado de las comunicaciones terrestres hicieron imposible que los Zhou ejercieran un control directo sobre toda la región; por lo tanto delegaron la autoridad en vasallos, cada uno de los cuales gobernaba por lo general sobre una ciudad amurallada y su territorio circundante. La jerarquía de estos estados de tipo feudal estaba encabezada por el señor, cargo que era hereditario; por debajo de él estaba la clase guerrera y en la base social se encontraban los campesinos y esclavos domésticos. Con el tiempo, estos estados vasallos se fueron haciendo cada vez más autónomos.
La sociedad Zhou estaba organizada alrededor de la producción agrícola. La tierra estaba dividida idealmente en extensiones cuadradas, cada una de las cuales se subdividía en nueve parcelas que formaban un espacio con forma de triángulo equilátero. Las ocho parcelas exteriores estaban asignadas a ocho familias campesinas, quienes unían sus esfuerzos y recursos para cultivar la parcela central propiedad de la clase dirigente. No está claro hasta qué extremo se utilizaba este sistema de distribución de tierras, pero las dinastías posteriores pensaron que era la manera más equitativa de dividir la tierra.
Las prácticas religiosas se correspondían con el sistema social jerárquico. Los Zhou creían en el poder que emanaba del Cielo, que autorizaba el poder de los reyes; éstos hacían sacrificios al Señor en lo Alto, ahora llamado Tian (Cielo) y a sus antepasados. El señor de los estados hacía sacrificios a la naturaleza local y a deidades agrícolas, así como a sus antepasados. Las familias individuales también ofrecían sacrificios a sus antepasados para evitar infortunios y calamidades.
  • Los Zhou del este:
Los reyes Zhou fueron capaces de mantener un control efectivo sobre sus dominios hasta que finalmente, en el 770 a. C., algunos de los estados se rebelaron y junto con invasores nómadas del norte expulsaron a los Zhou de su capital, cerca de la actual Xi´an. Con posterioridad, los Zhou establecieron una nueva capital hacia el este, en Luoyang. Aunque ahora estaban más a salvo de los ataques de los bárbaros, los Zhou del este no podían ya ejercer una gran autoridad política o militar sobre los estados vasallos, muchos de los cuales habían crecido hasta ser más poderosos que el poder central Zhou. Sin embargo, como guardianes del mandato celestial, los Zhou continuaron la práctica de confirmar el derecho de los nuevos señores a gobernar sobre sus tierras y por lo tanto permanecieron como jefes supremos hasta el siglo III a.C. Desde el siglo VIII al III a. C. tuvo lugar un rápido crecimiento económico y un profundo cambio social en el marco de una inestabilidad política extrema y un estado de guerra casi incesante. Durante estos años China entró en la edad del hierro; el arado de hierro tirado por bueyes, junto con más perfeccionadas técnicas de regadío, llevaron a conseguir mejores cosechas, que a su vez, mantuvieron el constante crecimiento demográfico, el cual estuvo acompañado por la aparición de una nueva clase de mercaderes y comerciantes. Se mejoraron las comunicaciones por el progresivo uso del caballo como animal de transporte.
La integración económica permitió a los gobernantes ejercer el control sobre mayores extensiones de territorio. Los estados situados en las fronteras exteriores de la zona cultural china se expandieron a costa de sus vecinos no chinos, menos avanzados, y al expandirse se estimuló y diversificó su propia cultura al adquirirse elementos culturales de las civilizaciones exteriores. Por ejemplo, por aculturación de las culturas no chinas del noroeste, los chinos de las regiones fronterizas adoptaron por primera vez el uso de unidades de caballería montada. Para los estados de la llanura del norte de China, la expansión significó una agresión contra otras organizaciones políticas que compartían la misma civilización básica, y la uniformidad cultural entre los estados tendía a promocionar el estancamiento cultural. Hacia el siglo VI a. C. siete poderosos estados sitiaron a los más pequeños y relativamente débiles de la llanura del norte de China.
Con la caída de la autoridad política de la dinastía Zhou y la aparición de poderosos estados periféricos, las relaciones interestatales se volvieron cada vez más inestables. Durante los siglos VII y VI a.C., se consiguieron breves periodos de estabilidad al organizarse alianzas interestatales bajo la hegemonía del miembro más fuerte. Sin embargo, hacia el siglo V a. C. el sistema de alianzas era insostenible y la China de los Zhou desembocó en el denominado periodo de los Reinos Combatientes (481-221 a. C.), caracterizado por la anarquía.
  • La dinastía Qin (221-206 a C.):
En el 221 a. C., el rey de Qin se autoproclamó Qin Shi Huangdi, o primer emperador de la dinastía Qin. El nombre "China" deriva de esta dinastía.
Con la ayuda de un ministro legalista, Li Si, el emperador unificó el mosaico de estados feudales en un imperio administrativamente centralizado y culturalmente unificado. Se abolieron las aristocracias hereditarias y sus territorios se dividieron en provincias gobernadas por burócratas nombrados por el emperador. La capital de Qin, cerca de la actual ciudad de Xi'an, se convirtió en la primera sede de la China Imperial. Se adoptó un sistema de escritura y su uso se hizo obligatorio en todo el Imperio. Para promocionar el comercio interno y la integración económica, los Qin unificaron los pesos y medidas y la acuñación de moneda. Se adoptó la propiedad privada de la tierra y se aplicaron leyes e impuestos con igualdad. La búsqueda de la uniformidad cultural llevó a los Qin a no legalizar muchas escuelas filosóficas que habían florecido a finales del último periodo Zhou. Sólo se dio la aprobación oficial a los legalistas y en el 213 a. C. se quemaron los libros de todas las otras escuelas, a excepción de los ejemplares que se guardaban en la biblioteca Imperial Qin.
El primer emperador también intentó extender las fronteras exteriores de China. En el sur sus ejércitos marcharon hacia el delta del río Rojo, lo que en la actualidad es Vietnam. En el sudoeste su dominio se extendió para englobar la mayor parte de las actuales provincias de Yunnan, Guizhou y Sichuan. En el noroeste sus conquistas alcanzaron Lanzhou, en la actual provincia de Gansu y el noreste, un sector de lo que hoy es Corea, reconoció la soberanía de los Qin. El centro de la civilización china, sin embargo, permaneció en el valle del Huang He. Aparte de la unificación y expansión del Imperio, el logro más conocido de la dinastía Qin fue la terminación de la Gran Muralla china.
El coste económico y humano de las conquistas extranjeras de los Qin y la construcción de la Gran Muralla y otras obras públicas fue enorme. El peso siempre creciente de los impuestos, el servicio militar y los trabajosforzados crearon un hondo resentimiento contra la dinastía Qin entre las clases populares del Imperio. Además, las clases intelectuales estaban ofendidas por la política gubernamental de control del pensamiento, en especial la quema de libros. El sucesor de Qin Shi Huangdi cayó bajo la influencia de un astuto eunuco de palacio. Siguió una lucha por el poder, mutilando la administración central y el pueblo indignado se levantó en una rebelión.
  • Los Han (206 a. C. a 9 d. C.):
De los tumultos y estado de guerra que marcaron los últimos años de la dinastía Qin, destacó un dirigente de origen humilde, Liu Bang. Aplastó a otros pretendientes al trono y se proclamó a sí mismo emperador en el 206 a.C. La dinastía Han por él fundada sería la más duradera de la Era Imperial. Los Han se constituyeron sobre la base unificada que habían dejado los Qin, modificando la política que había conducido a suderrocamiento. Las leyes onerosas fueron suspendidas, los impuestos se redujeron sensiblemente y se adoptó una política favorecedora del comercio que permitió la recuperación económica. En principio Liu Bang concedió reinos hereditarios a algunos de sus aliados y familiares, pero hacia mediados del siglo II a.C. la mayor parte de estos reinos habían sido reintegrados y casi todo el territorio chino estaba bajo la jurisdicción del Imperio de los Han.
Una de las contribuciones más importantes de esta dinastía fue el establecimiento del Confucionismo como ideología oficial; sin embargo, en un intento por proporcionar una ideología completa al Imperio, los Han incorporaron al Confucionismo ideas de otras muchas escuelas filosóficas y emplearon supersticiones populares para incrementar las enseñanzas de Confucio. En el funcionamiento administrativo heredado de los Qin, los emperadores Han siguieron el principio confuciano de elegir a los hombres sobre la base del mérito más que por su nacimiento, siendo elegidos los más cualificados mediante exámenes escritos. A finales del siglo II a.C. se fundó una universidad imperial en la cual se formaban los futuros funcionarios o Mandarines en los cinco clásicos de la escuela confuciana.
Los primitivos Han alcanzaron el cenit de su poder bajo el emperador Wudi (reinó desde el 140 al 87 a. C.). Casi todo el territorio que hoy engloba China pasó a estar bajo poder imperial, aunque muchas regiones, en especial al sur del río Yangzi Jiang, no estaban totalmente asimiladas. La autoridad china se estableció en el sur de Manchuria y norte de Corea. En el oeste, los ejércitos Han lucharon con una tribu conocida como los xiongnu, que probablemente estaban emparentados con los hunos y penetraron en el actual territorio de Kazajstán. En el sur, la isla de Hainan pasó a estar bajo control Han y se establecieron colonias alrededor del delta del Xi Jiang, en Annam y en Corea.
Las políticas expansionistas del emperador Wudi consumieron los excedentes económicos que se habían ido acumulando durante las administraciones de sus predecesores y fue necesaria la restauración de políticas legalistas para reponer las arcas del Estado. Se subieron los impuestos, reaparecieron los monopolios estatales y la moneda se devaluó. Las penurias que sufrían los campesinos se vieron agravadas por el crecimiento demográfico, lo cual provocó la reducción del tamaño de las parcelas individuales en un momento en que los impuestos se incrementaban. Durante el siglo I a. C., las condiciones empeoraron aún más. En varias ocasiones el trono fue heredado por príncipes en edad infantil, cuyas madres a menudo completaban las responsabilidades del gobierno con miembros no cualificados de su propia familia. Las facciones y la incompetencia debilitaron el gobierno imperial. Grandes familias terratenientes de la provincia desafiaron a las autoridades que recaudaban los impuestos del gobierno central y adquirieron una especie de privilegio para la exención de impuestos, lo que redujo los ingresos del gobierno y gravó duramente a los campesinos. Los levantamientos agrarios y el bandolerismo reflejaron el descontento popular.